Amo los mundos sutiles
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón...
A. Machado
Admiro tu volátil brillo, pompa
de espuma de jabón, que por el aire
navegas solitaria. Qué donaire
ascendiendo al azul. Que no se rompa
tu transparente magia, o se corrompa
con polvo o con neblinas. Sin desaire,
ni un leve roce, sí, ponte al socaire,
y adorna el dulce canto de mi trompa.
Burbuja revoltosa y cristalina,
esférica humedad evanescente,
ingrávida y globosa, diamantina,
tan dulce, tan etérea e inocente,
tan sumamente fina y delicada
que si el viento te besa...ya eres nada
Ayer te pedí pie para un soneto
y tú me diste el tuyo, apresurada...
Juan José Camisón
Ayer te pedí pie para un soneto,
y tan al pie de letra me entendiste
que descalzando el diestro me pusiste
de suavidad un blanco parapeto.
Erraba el corazón bajo tu peto,
trazó tu dedo el mapa a mi despiste
y fui corsario, al juego que me urdiste,
que descubrió tu cueva y su secreto.
De par en par el cofre del tesoro
mostraba dos rubíes y un diamante,
zafiros y esmeraldas, plata y oro;
Acento y rima, todo fue olvidado.
Jamás vuelvo a pedirte verso entrante,
que pierdo pie ante el tuyo descalzado.
La luz será el pincel que en esta noche,
colándose a través de la ventana,
dibujará perfil de mí en la humana
silueta de tu cuerpo, en nuestro abroche.
Selene, la paleta en el derroche
de besos y caricias, soberana
serás ¡Oh Luna tú! No hasta mañana,
rendida y sin color a media noche.
Y mientras la alborada se aparece
no habrá en voraz pasión vanos respiros,
que amando seguiremos. Si amanece
no importa, otra paleta y de más ley.
¡Habrá de iluminar nuestros suspiros
el rayo cegador del astro rey!
Necesito de ti, de tu presencia,
de tu alegre locura enamorada...
De "Pena y alegría del Amor"-Rafael de León
N ecesito de ti, de tu presencia, E scuchar a tu voz por mis oídos,
C ontener en mi pecho tus latidos,
E xpulsar de mi cuerpo tu abstinencia.
S ofocar estas horas de tu ausencia,
I nventarme en tu cuerpo recorridos,
T iritar en tus brazos encendidos,
O btener de tus labios la sentencia
D e que me amas igual que en el inicio,
E ncendiendo esta llama que se apaga,
T ransmutando en regalo mi suplicio,
I mpidiendo abrazarme con la daga.
Y curar lo profundo de esta llaga
A partando mi pie del precipicio.
Me puse a dibujar sobre la arena
del mar tu nombre, y mientras escribía,
la sal, rizada espuma, repetía
para salar lo amargo de mi pena.
Me puse a descansar. La luna llena
dejó luz en mi sueño y la bahía,
hamaca en mi descanso. Amanecía
y el sol dictó bien firme mi condena.
El influjo lunar sobre las olas
creció y menguó la mar, con sus vaivenes
rodaron por la orilla caracolas
borrándose tu gracia, surco en granos.
Se fue, junto al recuerdo entre mis sienes,
tu nombre dibujado con mis manos.